Niños, niños y más niños. Están por todos lados, parecen una plaga. Las calles están infestadas, donde se mire hay alguno gritando, corriendo, saltando y el que no, sorprende silencioso en un rincón.
Quince largos días minados de esos locos bajitos a los que amordazaría, les extirparía las cuerdas vocales y, en el peor de los casos, ahogaría en el agua del inodoro.
Qué lindos que son los niños…. Pero lejos….bien lejos
1 comentario:
Odio a todos los pendejos sueltos, deberían ponerles correa y sedarlos para que no molesten.
Uy... me voy a afeitar el bigote que me acaba de crecer.
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