Desesperación, desazón, nervios, amargura, miedo. Era lo que las caras de los jugadores de River e incluso la de su técnico trasmitían.
Un inocente penal cometido por Román y bien ejecutado por Mansanelli, hacía que Belgrano obtuviera un triunfo parcial y hacía pensar a la familia de River que mantener la categoría no sería algo tan sencillo.
El Pirata cordobés salió a jugar, a merecer el ascenso, a atacar. River, salió a defenderse y jugar de contra. Durante los primeros 45 minutos los roles estaban invertidos: el equipo que defendía 110 años de historia de primera jugaba mal, caía en la desesperación y el equipo “chico” que peleó todo un torneo por un lugar en la promoción desplegaba juego.
En la segunda mitad, otro gol de Belgrano (Pereira) terminaba de golpear a los jugadores millonarios y también a sus hinchas que irrumpían en el campo de juego. Veinte minutos fueron los que se detuvo el partido por los violentos que ingresaron a amenazar a los representantes de sus colores. Operativo de seguridad mediante y garantías ofrecidas por la policía el partido continuó o, tal vez, comenzó uno nuevo. El nivel de juego del club de Nuñez mejoró, tuvo mayor manejo de pelota y alguna situación de gol, pero no le alcanzó.
Para el partido de vuelta, River sufrirá las bajas de Almeida, Román y Ferrari. Debe lograr por lo menos dos goles o ganar por una diferencia de dos en caso que Belgrano convierta. Un panorama oscuro para un club que, en mejores épocas, supo ganar todo.
Un inocente penal cometido por Román y bien ejecutado por Mansanelli, hacía que Belgrano obtuviera un triunfo parcial y hacía pensar a la familia de River que mantener la categoría no sería algo tan sencillo.
El Pirata cordobés salió a jugar, a merecer el ascenso, a atacar. River, salió a defenderse y jugar de contra. Durante los primeros 45 minutos los roles estaban invertidos: el equipo que defendía 110 años de historia de primera jugaba mal, caía en la desesperación y el equipo “chico” que peleó todo un torneo por un lugar en la promoción desplegaba juego.
En la segunda mitad, otro gol de Belgrano (Pereira) terminaba de golpear a los jugadores millonarios y también a sus hinchas que irrumpían en el campo de juego. Veinte minutos fueron los que se detuvo el partido por los violentos que ingresaron a amenazar a los representantes de sus colores. Operativo de seguridad mediante y garantías ofrecidas por la policía el partido continuó o, tal vez, comenzó uno nuevo. El nivel de juego del club de Nuñez mejoró, tuvo mayor manejo de pelota y alguna situación de gol, pero no le alcanzó.
Para el partido de vuelta, River sufrirá las bajas de Almeida, Román y Ferrari. Debe lograr por lo menos dos goles o ganar por una diferencia de dos en caso que Belgrano convierta. Un panorama oscuro para un club que, en mejores épocas, supo ganar todo.
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